La magia de flotar
Es increíble la cantidad de sensaciones que nos invaden cuando salimos a bailar, diversión, conexión, satisfacción, evasión….. son muchas, y todas ellas, hacen que tras una sesión de baile, inmediatamente queramos más y pasemos los días pensando en la siguiente.
Cada baile tiene su energía y su forma de disfrutarse, pero hoy, quiero centrarme en el social de “Kizomba” (utilizándose el nombre “Kizomba” como contenedor de todos los diferentes estilos que suenan en una sesión), y el porqué tiene esas virtudes que hacen que, sea cual sea su duración, siempre se quiera más.
En una sesión de “Kizomba” los dj´s practican diferentes técnicas de mezcla para fusionar canción tras canción, transformándolas en una sola, intentando crear una experiencia única para el bailarín.
Y en esa experiencia irrepetible, bajo mi punto de vista, radica el secreto de la adicción a este baile, y que, a continuación voy a intentar narraros, como lo vivo cuando voy a bailar.
-. Llega el día, hoy hay sesión de baile, y ya, desde primera hora de la mañana un cosquilleo recorre todo mi cuerpo, no veo la hora de llegar. A medida que va transcurriendo el día los nervios se suceden, dando paso a la impaciencia, sólo pienso en eso, en bailar, en sentir, en vivir la experiencia, ¡que llegue ya!.
Por fin es la hora, una vez preparado para disfrutar de una sesión de baile, llego a la sala, mis oídos se agudizan conforme en la lejanía se escucha la música resonar, y por fin, tras cruzar la puerta, me encuentro con un mar de personas, bajo una tenue luz, meciéndose como las olas del mar, al ritmo de la música que invade el ambiente.
Quiero bailar, ¡necesito empezar ya!, así que educadamente pido bailar a quien observo, tiene las mismas ganas que yo, y nos lanzamos a la pista.
-El baile entre dos personas, es una comunicación y como todo, comienza por conocerse, no se trata de escuchar el primer tiempo, tirar de repertorio y comenzar a soltar figuras o secuencias aprendidas, eso no, primero hay que coger el pulso a la pareja, con suavidad, escuchando la música, con movimientos lentos y pausados, observar su respuesta y adaptarse a ella.
Poco a poco, ese conocimiento mutuo va aumentando, dando paso a poder dar rienda suelta a la creatividad y disfrutar del baile, cuya duración será hasta que uno de los dos así lo decida, no hay límite de tiempo.
-. La sesión avanza y tras unas cuantas horas de baile ininterrumpido, la sensación de que los recursos de los cuales uno dispone como bailarín, se están agotando y que no hago más que repetirme, aumenta por momentos.
“Siempre digo que la ventaja de quien baila bajo el rol de follower es que, dependiendo con que leader baile, se baila de una manera u otra, reportando una sensación de baile en cuanto a estilo, muy diversa y gratificante. En cambio, quienes bailan con el rol de leader, siempre bailan bajo su estilo y uno puede terminar aburriéndose de si mismo cuando los recursos se acaban, ahí está la importancia de seguir formándose continuamente”.
Pero, es en ese preciso momento, cuando el cansancio de llevar varias horas bailando sin parar, comienza a hacer mella, y encontrándome ya sin recursos, cuando para mí, comienza la mejor parte.