Desde su comienzo, la Bachata fue la preferida en los campos. Tras la muerte de Trujillo, hubo una migración masiva de los campos a la ciudad, donde las canciones vivían en los barrios más pobres y marginados (antes estuvo prohibido).
La guitarra estaba asociada a las canciones de desolación y población rural.
Los promotores de la Salsa y Merengue comenzaron a referirse a la Bachata como ”Cachivache” (baratija), el público empezó a tener una percepción de subdesarrollo y así fue relegada al Cabaret (a los burdeles). La Bachata se convirtió en la oveja negra de su propio país.
La Bachata, al igual que el tango y otras expresiones musicales de Latinoamérica, reproduce la melancolía y el ánimo de amar, combinado con la pasión del amor y desamor y la nostalgia de migrante. En caso de que este fuera dominicano es la migración del campo a la ciudad. Coincidió con la migración rural – urbana que se dio en 1962.
En las zonas rurales y sectores bajos de las ciudades, música y baile amenizaban las reuniones en los patios de las casas, donde la gente desahogaba su tristeza consolándose con un baile dulce y sensual, indicado para el ritual del cortejo; esa cima erótica de la Bachata suscitó las condenas de los moralistas. Como ejemplo, podemos poner un texto del escritor y poeta dominicano Ramón Emilio Jimenez que dice: “La presencia de alcohol, el ritmo sandunguero y las turbaciones provocadas por las jóvenes indias, voluptuosas y embriagadoras, maestras de menear las carnes vírgenes y lanzar miradas llenas de promesas, irrumpe en la tranquilidad nocturna del barrio para dar lugar a la acción de bachatear o jaranear”.
Una opinión muy dura y que marca la diferencia entre el mundo burgués y la vida simple de los pequeños pueblecitos campesinos donde surge el deseo de olvidar el cansancio de la jornada, cantando y tocando sus temas cotidianos, con temáticas de amargue y nostalgia. Por esta causa, no es raro que este ritmo sea acogido con entusiasmo en los bares ambiguos, las casas de tolerancia y ambientes parecidos.
La Gente “de bien” asociaba el baile a los ambientes miserables de la pequeña delincuencia y de la prostitución.
Naturalmente, la música empezó a reflejar el ambiente donde se tocaba.Confinada en esta realidad social, la Bachata extrae de ella los temas de las canciones: amores consumidos en el burdel, historias de niños abandonados y pobres miserables, historias narradas en un lenguaje lleno de jerga y de doble sentido. Se representa un mundo oculto, sufrido por las contradicciones de la sociedad dominicana, en la que la riqueza y la extrema pobreza conviven contrapuestas con el retraso y la modernidad.
Tras el asesinato del dictador “El general Trujillo”, Jose Manuel Calderón, acompañado por el trio de los juveniles, grabó los temas “Borrachito de amor” , “Condena” y “Qué será de mi”, consideradas las primeras grabaciones del género. Fueron las primeras bachatas que sonaron en la emisora “La voz del Trópico” el 30 de mayo de 1962.
Rafael Encarnación fue quien logró colocar este ritmo en el gusto de la gente de los años sesenta. Su carrera duró menos de un año al quedar truncada por su fallecimiento en un accidente de tráfico.
Podemos considerar bachateros de cabaret a Luis Segura, Bolivar Peralta, Blas Durán o Mélida Rodriguez.
A medida que termina la década de los 70 y comienza la de los 80, la Bachata comienza a ser cada vez más bailable.